Es normal plantear ciertos objetivos cuando lo que buscas son resultados rápidos.
Los medios de comunicación y publicidad lo saben y por eso es muy común encontrar artículos del estilo de “Descubren el alimento definitivo para perder peso” o “El entrenamiento de 15 minutos para tu six-pack”.
¿Lo has visto verdad?
Buscan el clic rápido.
Pues bien.
Te propongo una alternativa diferente con la que los resultados llegarán, pero como efecto secundario al plan que tengas.
Si entrenas, te alimentas y gestionas una rutina diaria que te gusta, es probable que en lugar de frustrarte por poner el foco en el objetivo final, consigas mejores resultados casi en piloto automático.
Lo podemos llamar enamorarse del proceso.
¿Cómo lo hago yo?
Tengo una rutina formada por cinco entrenamientos con los que tengo el foco muy claro. En cada sesión debo mejorar con respecto a la anterior.
Además, mi estilo de alimentación se basa en tres comidas diarias en las que puedo jugar con las calorías dependiendo de si me toca entrenar o es un día de descanso.
Mi proceso es sencillo y lo tengo tan automatizado que no me cuesta llevarlo a cabo.
Solo repito el mismo patrón, porque sé que da resultados.
Con el tiempo y de forma secundaria a este proceso, el cambio físico es notable. No me ha hecho falta pensar cada semana en cuánto me queda para llegar a ese fin último.
Porque no lo hay.
Igual te pasa que a veces deseas algo con tanta fuerza que cuando lo consigues piensas:
¿Y ahora qué?
Pues esa pregunta desaparece cuando la única meta es disfrutar con aquello que estás haciendo.
Iván
PD: En el siguiente mail te cuento cómo estructuro mi rutina de entrenamiento y una idea bastante sencilla de gimnasio en casa con este rack.