El coste oculto de “hacerlo todo bien”
Lo que te está frenando no es hacer poco, es intentar hacerlo todo perfecto.
Cuando empecé a entrenar tenía el mismo objetivo que muchas personas. Ganar cierta cantidad de masa muscular y verme más definido delante del espejo.
He probado diferentes enfoques, rutinas y estrategias nutricionales. Con el tiempo intenté hilar muy fino para hacer de todo este proceso algo más eficiente.
Hoy te cuento por qué esto es un error.
“La rutina perfecta” no existe
Da igual si tu esquema es Torso-Pierna, Push-Pull-Legs o Fullbody.
Obviamente, sobre el papel hay ventajas en unos sobre otros, pero lo más importante es que mantengas tu rutina de forma consistente con el paso del tiempo.
Yo sigo alternando entre un enfoque de cuerpo completo durante algunos meses al año con otro en el que divido un poco más el trabajo. Eso me permite:
Disfrutar de cada entreno
Progresar de forma sostenida
Tener mayor flexibilidad
Entreno entre 3 y 4 días por semana y tengo más tiempo libre para dedicárselo a otros aspectos que también considero importantes.
Exceso de control = Drenaje de energía
Intentar hacer todo perfecto tiene un coste oculto que muchas veces se pasa por alto.
Hubo una época en la que pesaba cada alimento y seguía la dieta al milímetro. Funcionaba… hasta que dejó de hacerlo. Llega un punto en el que tanta precisión te quita más energía de la que te da.
Ahora defiendo la idea de que contar calorías puede ser una buena estrategia al principio porque te enseña a entender mejor lo que comes.
Pasada esa etapa inicial, lo más probable es que no necesites llevar un control tan exhaustivo de gran parte de los alimentos. Eso te libera tiempo físico y mental.
Escucha a tu cuerpo
Después de probar y ver que cosas me vienen mejor y peor, me quedo con lo que creo que también te puede funcionar a ti.
➡️Aprende a disfrutar del entrenamiento y simplifica todo lo que puedas tu esquema actual.
➡️Ajusta una alimentación saludable que cumpla con tus requerimientos calóricos y nutricionales.
➡️Sé flexible. No intentes hacerlo todo bien. Deja espacio para probar cosas diferentes y seguir aprendiendo.
Nos obsesiona hacerlo bien, cuando lo que de verdad funciona es hacerlo siempre.


